La plaga de oruga procesionaria comienza durante el invierno y alcanza su máximo esplendor durante la primavera, aunque debido al aumento progresivo de las temperaturas, es muy común observarla cada vez más pronto.
La primera señal son los característicos bolsones blancos que invaden las copas de los pinos, seguida por la hilera de individuos que bajan a enterrarse en el suelo para completar el siguiente paso de su evolución.
Pese a su nombre, no sólo se puede observar en pinos, sino que puede infestar también abetos o incluso cedros. A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber para erradicar esta plaga: descripción y hábitos de los individuos, etapas de su desarrollo, daños que provoca y tratamiento para la procesionaria del pino.
Descripción y comportamiento
La procesionaria debe su nombre a que los individuos, cuando bajan del árbol, lo hacen uno detrás de otro, en una hilera perfecta que parece una procesión.
Cada mariposa procesionaria puede poner hasta 200 huevos en la copa del pino, aunque se han descrito casos de hasta 2.000 huevos en el mismo árbol. Cuando la bolsa eclosiona, el mismo número de orugas bajan a la tierra a enterrarse para cumplir la segunda fase de su desarrollo.
Etapas del desarrollo
A lo largo de su vida, la oruga procesionaria pasa por distintos estados de desarrollo que se pueden observar en su aspecto físico.
- Una vez eclosionado el huevo y mientras permanece en el nido tiene su característica forma de oruga.
- Una vez que han crecido lo suficiente, las orugas abandonan el nido y descienden en fila por el tronco del árbol, buscando un lugar adecuado para enterrarse en forma de crisálida.
- Cuando llega el calor, la crisálida se abre y surge la mariposa procesionaria, de color marrón y hábitos nocturnos. Si no se dan las condiciones climáticas adecuadas, la oruga puede permanecer en la crisálida hasta un año antes de dar el siguiente paso en su transformación.
- Una vez en estadio adulto, se aparean y ponen sus huevos (entre 200 y 300) en las agujas del pino. La eclosión de los huevos se produce alrededor de un mes más tarde.
El progresivo aumento de temperaturas que está provocando el cambio climático, con inviernos cada vez más suaves y más cortos, está provocando un cambio en los ciclos de vida de la oruga procesionaria, que cada vez madura y abandona el nido más pronto.
Daños que ocasiona
- La oruga procesionaria produce serios daños en pinos, cedros y abetos, como sequedad y pérdida de las acículas de los pinos y cedros.
- Dejan a su paso un panorama desolador en los árboles, que facilita el ataque posterior de otras plagas y pueden generar la muerte de los mismos. A pesar de su pequeño tamaño, las orugas recién nacidas tienen unas mandíbulas notablemente fuertes, capaces de penetrar en las agujas duras del pino y, a medida que crecen, su apetito aumenta hasta el punto de llegar a defoliar árboles enteros.
- Generan urticarias y alergias en personas y animales domésticos. El pelo de las orugas queda en el aire y puede producir irritación en la piel, ojos y nariz que van desde una inflamación leve hasta una reacción alérgica grave.
- La irritación que producen puede ser increíblemente picante y dolorosa y durar hasta tres semanas. Para los adultos es relativamente fácil evitar el contacto con las orugas, pero niños pequeños, perros y gatos son especialmente vulnerables.
Soluciones para control y prevención de la plaga
Si encuentras procesionarias en tu jardín o notas señales de ellas en lugares públicos es prioritario erradicarlas, ya que pueden matar fácilmente a una mascota o a un niño pequeño, ya que los pelos urticantes no sólo provocan irritación e inflamación, sino que pueden llegar necrosar los órganos de las mucosas, en el caso de que alcancen la boca, la garganta o los ojos.
La prevención de la plaga de oruga procesionaria se lleva a cabo mediante el cuidado y mantenimiento de jardines y bosques, así como con el servicio de mantenimiento y prevención por parte de los profesionales de higiene y control de plagas.
No obstante, las plagas son recurrentes de forma anual, por lo que deben realizarse tratamientos curativos a través de la instalación de trampas, eliminación de los bolsones y con tratamientos de endoterapia, es decir, aplicación de productos biocidas en el interior del árbol.